15 jun 2019

UN PRIMER ENCUENTRO CON LA MUERTE: BENARÉS (PARTE I)

Canon M10, Varanasi, India, 2019.
 

Llegar a Benarés fue una pequeña odisea, pero los buses destartalados y las largas caminatas con una mochila de 30 kilos a la espalda no superaban las ganas de llegar a Benarés, la denominada ciudad Sagrada para los hindúes. 

El ambiente cargado de la ciudad presentaba la pesadumbre de las almas que allí mueren, a pesar de la característica vorágine de las calles de la India, en Benarés todo era distinto, al mismo tiempo que igual y familiar. Las abarrotadas callejuelas no dejaban caminar a un paso ligero, facilitando la presencia en el momento, absorbiendo el olor de la flor cempasúchil que caracteriza la muerte ritualística de muchas culturas al rededor del mundo, mezclada con el incienso de los templos que purifican el espeso aire que se siente conforme te vas acercando al Ghat del Ganges.

Y de vez en cuando un silencio inconsciente ante el paso de un cuerpo momificado, soportado por una endeble camilla sostenida por algunos jóvenes que esquivan y recorren las calles como si de senderistas expertos se tratase. El mundo se para por unos segundos, respiro el aire que me hipnotiza por un momento, y de repente el ruido, el grito, el pitido y la agitación vuelven, estamos en India. Algunos saborean deliciosos lassis del famoso Blue Lassi Shop, otros regatean los precios de un souvenir al experimentado vendedor y entre todos nosotros la esencia de la muerte pasa inadvertida. 

Me encuentro en un cierto estado de shock disimulado, pues mi primer encuentro con la muerte se me presenta difuso, incluso surrealista. Pero eso es porque mi cita con la muerte debía esperar al día siguiente.

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